Mis poemas no guardan la métrica ni son modelo de rima, mis poemas son entrañables, son como la vida misma.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

UNA DE MIS OBRAS PICTÓRICAS, RECORDDANDO A MI ABUELA MARÍA Y TUS MANOS (POESÍA).

Castillo de Buñol, vista parcial: Pintura al óleo sobre lienzo de 39 x 46.
 
Este colorido y llamativo cuadro, representa una zona muy significativa de nuestro Castillo, dado que se observan en él tres elementos importantes de resaltar.
 
Primero: El arco apuntado central da acceso, según se viene por el puente, al interior de la Plaza de Armas, y con la trasera de la misma, a la torre Norte y Este.
 
Segundo: Dicho arco, abre sus puertas dando paso al puente sobre Borrunes pasando por debajo de la Torre del Homenaje, en forma de pequeño túnel, y que da acceso a la zona noble, Casa Señorial; a la derecha del mismo se encuentra la Sala del Oscurico.
 
Tercero y último: La Torre del Homenaje que sobresale por encima de la muralla, majestuosa y desafiante, es el elemnto de mayor altura del castillo.
 
Desde este emblemático lugar, y asomándose por la barandilla del mencionado puente, se puede contemplar casi toda la parte baja del pueblo que se agrupa a los pies del resto de la fortaleza.
 
 
 
Esta gentil señora acompañada de sus dos nietas, cuya foto exhibo con orgullo en esta nueva entrada de mi blog, era mi querida abuela materna, María Carrión (1872-1957), emprendedora, de carácter fuerte y al mismo tiempo, sensible y delicada.
 
Fue una mujer extraordinaria, luchadora nata, potente, generosa y un sinfín de cualidades dignas de resaltar y desarrolladas en el Buñol de aquellos años, cuando se carecía de casi todo, pero que ella, con su singular destreza y habilidad, supo sobrevivir con dignidad y sacar adelante a sus tres hijos.
 
Me resulta muy difícil hablar de mi abuela María, apodada la "Sarriera, sin que afloren mis particulares sentimientos de amor y admiración profundas hacia el recuerdo de su grata persona y ser objetiva al mismo tiempo. Por lo cual, dejaré que lo haga la expresión de mi alma en la siguiente poesía, dedicada a su particular herramienta de trabajo, sus manos, tan especiales como toda ella. 
 
 
 
TUS MANOS
 
¿Qué tenían tus manos abuela
Que estaba enamorada de ellas?
Eran para mi especiales
Candorosas, magistrales.
 
Tus manos, abuela...
Tejían como nadie la pleita
Con admirable destreza
Dejándome boquiabierta.
 
Capazos, sarrias, esteras
Eran tu pan de cada día
Para dar de comer
A los tres hijos que tenías.
 
Tus manos, abuela...
Llenaban el serón de carbón
Que con un burrico vendías
Recorriendo las calles de Buñol.
 
Abuela María, Maria la "Sarriera"
Que grande era tu valía
Nunca te vi cansada ni vencida
Todo en ti era armonía.
 
Alegría y optimismo
Tu persona transmitía
Ejemplo de superación
Y de un noble corazón.
 
En el portal de tu casa
Desarrollabas el oficio
Y con habilidad asombrosa
Terminabas a veces la tarea
Quedando encerrada en ella.
 
Ruiseñor de los albores
Entre el pueblo y la "Torreta"
Con tus manos en oro esculpidas
Libraste la batalla de la vida
Constante, permanente y altruista.
 
Cuantas veces me he preguntado
¿Cómo tus manos, abuela
De trazo fino y armonioso
Realizaban tan dura tarea?
 
Ágiles y poderosas
Gaviotas blancas volando
En el bello marco dorado
Del Buñol de aquellos años
Así, mi abuela querida
Eran para mi tus manos.
 
Fina

jueves, 1 de noviembre de 2012

DOS DE MIS OBRAS PICTÓRICAS Y A SAN JORGE MÁRTIR (POESÍA).

 
 
Buñol, vista parcial del año 1916: Pintura al óleo sobre lienzo de 36 x 49.
 

Este bello cuadro representa una joya del pasado, Si nos detenemos en su contemplación, observamos ciertamente la diferencia urbanística de entonces con la actual, por ejemplo; en el lugar de las palmeras, hoy se encuentra ubicada una finca de varias plantas, y que hace esquina con la calle de El Molino. También en el emblemático Puente Nuevo, llamado ahora de la República, se aprecia la no existencia del paso peatonal, tan necesario en estos tiempos para la descongestión y seguridad del viandante, quedándose dicho puente en exclusiva, para la circulación rodada. A la izquierda, bajo de las viviendas, se aprecia la trasera destinada a patio de lo que fuera colegio de Monjas. Esto último, me recuerda mis años adolescentes cuando en dicho lugar, y en el primer piso, se impartían clases de corte y confección. Yo estuve yendo durante algún tiempo, lo que me permitió aprender a dominar dicha profesión en el futuro.
 
 
 
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San Jorge Mártir: Pintura al óleo sobre lienzo de 36 x 49.
 
 
La pintura  aquí representada, la inicié sugestionada contemplando sobre una tarjeta, la esbelta figura de este emblemático Santo.
 
Ya es un doble atrevimiento por mi parte, pintar teniendo las mínimas nociones de esta bella arte, y no digamos cuando se trata de representar una obra como esta, queriendo imitar a los grandes genios de la pintura. Pero este hecho tiene una explicación muy sencilla, pudo más la atracción que la cordura. Me enamoré de San Jorge, de su figura poderosa y vencedora ante el dragón defendiendo a la doncella. Todo un reto cuando además tienes delante un lienzo en blanco y te gusta la pintura.
 
Terminado el cuadro, y sobre el caballete, lo contemplaba a diario orgullosa, siendo de mis obras la más atractiva y querida; incluso me sirvió como modelo de inspiración en mi poesía.
 
Pasado un tiempo, coincidencias de la vida, me visitó el Padre Dn. Elías Pastor, Párroco de San Jorge Mártir y amigo de la familia, a quien regalé mi pequeña joya.
 
Cuando contemplé su marcha a través de la ventana con mi San Jorge, sentí una congoja infinita y no pude evitar el llanto al comprender que ya no le vería. Pero a pesar de todo era feliz porque entendía que el lugar idóneo para estancia de este vendito Santo, era en la Parroquia que lleva su nombre en Valencia. Ojalá desde ese lugar sagrado escuche mis oraciones y no me olvide. 
 
 
 
A SAN JORGE MÁRTIR
 
¡Valeroso Militar Romano!
Nunca pensé que un día
Viendo tu divina imagen
De ti me enamoraría.
 
De ti y de la mítica leyenda
Defendiendo a la doncella
De las garras del dragón
Hincándole la lanza al corazón.
 
Y puse mi alma en todo ello
Sobre la blanca tela de un lienzo
Y de mis pinceles brotaron
Caballero, dama y caballo.
 
¡Este Santo Turco venerado
Será lo más bello que he creado
Sin ser un artista consumado
Porque Tú me has llevado la mano!
 
¡Yo te pido Santico mío!
¡Donde quiera que tu vayas!
¡Te acuerdes de esta buñolera
Que de ti quedó prendada!
 
Fina